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Glenda C., Depresión postparto

4 abril, 2011

Cuando Glenda C. se enteró de que su cuarto bebé sería una niña ella lloró – pero no de felicidad. Aunque ahora no puede imaginar la vida sin su hija menor, durante su embarazo la noticia solo significó para ella tristeza y ansiedad. Como sobreviviente de una situación de abuso durante su infancia, Glenda “simplemente no quería traer a otra niña al mundo para que sufriera como sufrí yo. Creía que para los niños la vida es más segura”. A medida que avanzó el embarazo los pensamientos negativos de Glenda no dejaron de crecer.

En embarazos anteriores ella también se había sentido deprimida, pero esta vez la tristeza que sentía parecía mucho más severa. Glenda recuerda que “yo estaba realmente decaída y deprimida. Tenía dificultades para hacer lo que necesitaba hacer y comencé a pensar mucho en la muerte. Eso me asustó”. Los cambios en el estado de ánimo de Glenda la preocuparon tanto que comentó la situación a su partera en la Asociación de Bienestar Infantil (IWS), quien reconoció los síntomas de depresión posparto (PPD) y la remitió a HAS.

Al principio Glenda tenía dudas con respecto a si participaba o no en el programa. Comentó que “existe gran rechazo a la terapia entre los latinos. Esto hace que sea realmente difícil pedir ayuda”. A Glenda también le resultaba difícil establecer relaciones con personas nuevas. Recuerda que “estuve bastante aislada. No salía mucho. Mayormente solo hablaba con mi familia”. Sin embargo, Glenda venció sus incertidumbres y comenzó a participar en asesorías individuales y grupales con personal de HAS especializado en PPD.

En HAS Glenda aprendió estrategias para enfrentar la ansiedad y la autocrítica. Aprendió a aceptarse más a sí misma y a los demás. Aprendió a dejar de lado expectativas poco realistas y a vivir recompensas y desafíos asociados con la crianza infantil a medida que se iban presentando. Observa que “todos estamos aprendiendo. No venimos con un manual, con un programa de computación que nos enseñe cómo ser padres.” Además de las luces que obtuvo durante sus sesiones individuales de orientación, Glenda también comenzó a percibir que las sesiones de grupo constituían un mecanismo valioso de apoyo. Ella declara que “me ayudaron mucho”, añadiendo que escuchar las historias de otras participantes ofreció perspectivas adicionales sobre su propia historia y ver los progresos y éxitos de sus compañeras era una fuente importante de inspiración.

Tras completar el programa PPD Glenda ha seguido manteniéndose en contacto con las redes de apoyo que ahora sabe que necesita. Ella es participante activa en varios grupos de apoyo en línea sobre crianza infantil y PPD. Por sugerencia de su consejera Cecilia, quien quedó muy bien impresionada por el humor de Glenda y su destreza con palabras, ha comenzado también a escribir un blog sobre sus experiencias – “y por supuesto estoy adicta a Facebook,” añade ella. Glenda está cada vez más abierta a socializar y encontrarse con personas nuevas y ahora evalúa la posibilidad de una carrera en facturación y codificación médica. Recientemente asistió a una sesión informativa en Everest College en Skokie, algo que ella indica le habría sido difícil antes de la terapia: “Quise ir, aunque anteriormente habría tenido miedo. A veces todavía me pongo nerviosa con multitudes de personas, pero creo que me da menos pánico y estoy más dispuesta a intentar cosas nuevas, a conversar con personas nuevas”.

Glenda dice que está muy agradecida por la ayuda que HAS le ha ofrecido e insta a las madres nuevas o expectantes a que busquen ayuda si comienzan a sentirse abrumadas. Ella dice que “HAS proporciona un servicio maravilloso y muy necesario. ¡Ustedes son necesarios!”