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Dulce M., Programa de violencia doméstica ¡BASTA!

En 2007, como parte de una tarea asignada en la escuela, la hija de Dulce M. escribió una carta a San Nicolás. Ella escribió que lo que querÃa para Navidad era ayuda con su padre – querÃa que se acabara la violencia en su casa. La tristeza de Dulce con lo que su hija habÃa visto y experimentado se vio multiplicada por una información que la aterró: trabajadores sociales del Departamento de Servicios Infantiles y Familiares (DCFS), alertados por la maestra de su hija, realizaron una visita al hogar. Los funcionarios no encontraron pruebas de que sus hijos hubieran sufrido daños fÃsicos, pero Dulce comprendió que si el abuso continuaba podrÃa perder a sus hijos.
Aunque ella querÃa desesperadamente proporcionar una mejor vida para sus hijos y obtenerla para sà misma, Dulce no tenÃa claro cómo debÃa proceder. HabÃa estado con su marido desde 1992. “El abuso comenzó de inmediatoâ€, dice ella, “pero al principio no comprendà lo que era. Las personas piensan que la violencia doméstica solo es violencia fÃsica, pero también puede ser verbal y emocional.†El marido de Dulce era fÃsicamente abusivo, pero también la menospreciaba y controlaba. Prohibió que ella trabajara o estudiara. La criticaba constantemente. Era sexualmente abusivo. También era muy estricto con los niños y se enfurecÃa cuando Dulce les mostraba afecto.
Dulce sabÃa que tenÃa que marcharse, pero era indocumentada y a veces su marido la amenazaba diciendo que harÃa que la deportaran y se quedarÃa con los niños. Sin embargo, tras la visita de DCFS Dulce supo que no tenÃa ninguna otra alternativa. Comenzó a ahorrar dinero y pidió ayuda a la organización Mujeres Latinas en Acción. La agencia ayudó a Dulce a introducir una orden de amparo. También la remitieron al programa de violencia doméstica de HAS.
Ahora Dulce está separada de su marido y tiene custodia plena de sus hijos. Ha enfrentado varios desafÃos – su ex-marido informó a su empleador que ella era indocumentada, lo cual le costó su empleo; le colocó azúcar en el tanque del carro. También la asaltó fÃsicamente. Pero el respaldo que recibió en las asesorÃas individuales y grupales de HAS la ayudó a perseverar. Dulce dice que “poco a poco pude cambiar. Al principio me preocupaba, no estaba segura cómo pagarÃa las cosas, no estaba segura si habÃa hecho lo correcto. Ahora me siento más fuerte. Sé que puedo hacerlo.â€
Dulce cree que la orientación que recibió ha elevado su autoestima y la ha enseñado a ser más asertiva: ha aprendido a darse valor a sà misma como mujer y a exigir respeto a los demás. Dice que “a veces la gente irrespeta a las madres solteras, pero he aprendido que la manera en que una persona habla y se presenta ante los demás influye sobre cómo la tratanâ€. Desde que abandonó a su marido sus hijos también han prosperado. Su terapista familiar en Casa Central ha dicho a Dulce que ellos están muy bien y no necesitan orientación adicional. Dulce también ha notado cambios dramáticos, observando que “ahora los cuadros que dibujan son diferentes. Antes mi hija no era capaz de dibujarse a sà misma con una sonrisa. Ahora están felices. Hacen dibujos de arco iris, de nuestra familia – cosas agradablesâ€.
A Dulce, que ahora está empleada en el jardÃn de infancia de su hija, le encanta trabajar con niños y tiene contemplado seguir estudiando inglés para poder alcanzar eventualmente su objetivo de convertirse en pediatra. En el futuro ella piensa tener solamente relaciones que sean más saludables: “muchas mujeres creen que lo único que importa es la opinión del hombre, que sus maridos pueden decirles lo que tienen que hacer. Ahora veo que eso debiera ser muy distinto. DeberÃan ser importantes las opiniones y decisiones de ambas personasâ€. Lo que quizás es más significativo es que ella quiere ahora aportar a los demás. Dice que “ahora siempre estoy viendo a mujeres que son como solÃa ser yo. Siempre trato de conversar con ellas. Quiero que ellas sepan que las cosas pueden ser mucho mejores. Es un error avergonzarse y mantenerlo en secreto. Me siento realmente bien ahora y ellas también pueden sentirse mejor si están dispuestas a pedir ayuda.â€